Friday, April 23, 2010

"Oh, envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes'". Don Quijote

La envidia es un sentimiento que envilece. Algunos han llegado a decir que es lo que mas se parece a un zafacón lleno de codicia. Es definida como “Tristeza airada o disgusto por el bien ajeno o por el cariño o estimación que otros disfrutan.”

La mayor parte de los problemas de la gente manifiestan un contenido envidioso.
Las guerras, la falta de comunicación, los divorcios, la incapacidad para ponerse de acuerdo, y un amplio abanico de dificultades de deben a gente refugiada bajo un techo de envidia.
Como predicador de la Palabra de Dios la imagino como esclavitud del egoísmo y como bandera del resentimiento.

Para muchos es identidad de la deshonra y pasaporte de la rivalidad y la división. En varias ocaciones he afirmado que la envidia es una tripulación que va distribuyendo sus mercancías llenas de veneno a toda alma y corazón que determinen abrirles sus puertas.

¿Que persona no ha sido golpeada por un -envidioso,sa- en más de una ocación?, es posible que esa sea su circunstancia que le rodea y afecta en este momento.

Sus riñas y refriegas ocultas se hacen manifiestas en centros de trabajos, escuelas, barrios, universidades, oficinas, asociaciones profesionales, en fin, no hay lugar donde la envidia no pueda introducir su sentido del olfato.

Don Quijote expresó: “Oh, envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes. Todos los vicios, Sancho, traen un no sé qué deleite consigo; el de la envidia no trae sino rencores y rabias.”

Refiere Martín Alonso: “La envidia, polilla del talento, lleva el sello diabólico en su origen.”

No hay dudas de que la envidia es una expresión y sainete del hombre mediocre, y una de las inmundicias de las obras de la carne.

Ante todas estas cosas la Palabra de Dios nos invita a superar cualquier sentimiento que quiera arrastrarnos hacia esa desgracia, y nos muestra el camino más excelente que es el fruto del Espíritu:”Amor, Gozo, Paz, Paciencia, Benignidad, Bondad, Fe, Mansedumbre, Templanza.”

Quien a Jesucristo recibe derrota a la envidia, y se convierte en más que un vencedor, y los que son de él, dice el Apóstol Pablo, han crucificado la carne {envidia y cosas semejantes} con sus pasiones y deseos. Gálatas 5: 22-24.

Pastor Antonio Regalado {Sócrates}
www.vozmaranatha.com

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