Tuesday, October 28, 2008

Victoria a través de la paz

“Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó, pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos 8, 37-39)

No importa qué tipo de desafíos usted esté enfrentando en el día de hoy. Puede ser que en el trabajo le estén haciendo la vida imposible, que su relación de matrimonio esté de mal en peor, que económicamente las deudas le estén arropando, que la enfermedad y el malestar que siente parezcan que no tienen fin.

Sea lo que sea, Dios ha prometido que de cada una de esas cosas, o mejor dicho, de TODAS esas cosas, usted puede tener la victoria.

Ahora, ¿Cómo se obtiene esa victoria? Estimado amigo lector, quiero que sepa que Dios está listo para ayudarle a salir victorioso de todas esas batallas, pero antes de que Dios actúe, primero es necesario que actúe usted.

La victoria comienza en la mente y en el corazón.

Comienza cuando usted se detiene de su ansiedad y desesperación, y comienza a llenarse de la paz de Dios, esa que sobrepasa todo entendimiento.

La victoria comienza cuando en medio de la peor de las tormentas, decide mantenerse en paz, actuando no por impulso sino por convicción.

En el mismo momento en que Dios le ve confiado, calmado, equilibrado, etc.
en ese mismo momento Él comienza a moverse detrás del escenario de su vida, para que la victoria sea total.

Cuando el resto de las personas están llenas de ansiedad, llenas de angustia, llenas de desesperación, los verdaderos creyentes en Jesucristo estamos en paz.

Recordamos las promesas de la Palabra de Dios, que ˜Ningún arma forjada prosperará contra nosotros” (Isaías 54, 7).

Recordamos que, pase lo que pase, la mano de Dios estará por encima de eso para preservarnos y conservarnos.

“No temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que acecha en las sombras, ni la plaga que destruye a mediodía. Podrán caer mil a tu izquierda y diez mil a tu derecha, pero a ti no te afectará. No tendrás más que abrir bien los ojos, para ver a los impíos recibir su merecido. Ya que has puesto al Señor por tu refugio, al Altísimo por tu protección, ningún mal habrá de sobrevenirte, ninguna calamidad llegará a tu hogar” (Salmo 91, 5-10)

En el mismo momento en que toma la decisión de estar en paz, no importa lo que esté sucediendo, en ese mismo momento algo cambiará dentro de usted.

Se activarán dones y talentos que no conocía.

Le llegarán ideas que no había pensado, encontrará salidas que antes no había detectado.

Dios comenzará a actuar adentro de usted. Le hablará a través de cosas a las que antes ni siquiera le prestaba atención.

Él comenzará a sacar el verdadero tesoro desde adentro.

Hasta que la calamidad y el desafío no nos llegan, no descubrimos lo mucho que podemos hacer, lo lejos que podemos llegar y lo valiosos que somos. Necesitamos ser llevados más allá de nuestros límites y más allá de nuestras fuerzas para que podamos descubrir quiénes realmente somos.

No todo está perdido.

A usted todavía le quedan fuerzas para salir adelante. Es fuerte y esto que le está sucediendo no es verdad que lo va a acabar. !Anímese tesoro de Dios!.

Cuando usted decide estar en paz, pero verdaderamente en paz, nada podrá contra su vida.

Le pueden haber quitado muchas cosas; haber perdido injustamente un empleo o negocio, que hayan dañado su reputación, que le hayan lastimado profundamente en su corazón; quizás le dañaron su autoestima al remplazarle por otra persona en su relación de pareja, que haya perdido personas o cosas, pero hay algo que no ha perdido todavía y eso se llama fe.

Nadie puede disponer de su espíritu cuando este se mantiene firme y confiado en Dios.
Llénese de paz ahora mismo. Elija estar en paz. Elija en este mismo momento guardar sus promesas. Elija que su esposa(o) no tenga que cuestionar si usted le ama o no; que en su casa no haya temor de lo que usted pueda cometer. Elija dominio propio. Si tiene éxito, dé gracias a Dios; si fracasa, busque la Gracia de Dios.

Esta ha sido una palabra del cielo para que levante su vida. Hágalo. ¿Sabe qué? Puede que hace cinco minutos haya pensado y sentido que todo estaba perdido, pero yo sé que en este momento ya no piensa así. Es la paz de Dios la que está sobre su vida. Con ella, será capaz de sobreponerse ante cualquier desafío. Creo que ya lo hizo.

Con mucho amor,
Saulo Hidalgo

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