Friday, May 25, 2007

Familias Felices en Cristo

El destacado periodista Milton Tejada C. nos envía desde Santo Domingo, República Dominicana, un artículo de su autoría muy precioso, acerca del matrimonio.

La vida matrimonial ha estado en crisis profunda desde hace muchos años, y tenemos que buscar de Dios, sólo él puede salvar y rescatar a la familia.

Tenemos que entregarle a Cristo nuestros proyectos familiares, él es el Único - en construir familias Felices.

Aquí te dejo todo el contenido:

Una pareja muy especial ¿Qué tiene de especial este José que acompaña a María y a Jesús? ¿Qué tipo de mujer es María? José era un hombre amoroso y comprensivo.

María quedó embarazada sin relaciones con José.

Esto significaba el repudio, sobre todo tomando en cuenta que el compromiso obligaba tanto como el matrimonio (Det 22,24). El niño que María llevaba en el vientre, que no era hijo suyo, era toda la evidencia para acusarla de promiscua.

Sin embargo, José la protegió de la infamia y la vergüenza, señal de amor y compromiso.

Era un hombre justo y espiritual (Mt 1,19). José le creó a Dios (Mt 1,24), recibiendo a María en estado de preñez.

Era leal.

Si la gente criticaba a María o la condenaba, al recibirla tendría que condenarlo a él.

Una solidaridad en el momento difícil es una señal de lealtad.

Era un hombre responsable.

Cumplía la Ley movilizándose para el empadronamiento (censo) (Lc 2,21-24).

Era un hombre obediente.

Cuando sabía cuál era la voluntad de Dios, respondía positivamente, sin ofrecer resistencias.

El Señor le ordenó salir de Israel y salió (Mt 2,13-14).

Le ordenó regresar a Israel y regresó (Mt 2, 19-20).

Los hombres, ante el ejemplo de José, podemos preguntarnos: ¿Soy amoroso y comprensivo con mi esposa? ¿Soy justo y espiritual? ¿Busco conocer cuál es la voluntad de Dios para mi vida y la vida de mi familia y la sigo sin resistencia? ¿Soy leal a mi mujer? ¿Soy responsable como esposo, padre y ciudadano? Y María… ¿qué podemos decir de esta mujer de Israel? “Guardaba todas estas cosas en su corazón…” (Lc 2,19).

Es decir, el corazón de María era un corazón entregado a las cosas de Dios.

Un corazón dispuesto a hacer la voluntad del Señor, a obedecer: “He aquí la sierva del Señor…”. Un corazón que seguía amorosamente a su esposo.

Una mujer que no conoció el miedo o no se dejó dominar por él, y se echó sobre si la carga de terminar la educación de su hijo.

Una persona insignificante en la estructura social de entonces, para que Dios pudiera glorificarse.

¿Cómo es tu corazón mujer: está dispuesto a la voluntad del Señor? ¿Cómo te ubicas en relación a tu esposo? ¿Qué haces cuando aparece el riesgo y el miedo en tu vida? ¿Vives para gloria del Señor? La pareja de Nazareth fue una pareja muy especial y lo fue, sobre todo, porque el centro de sus vidas lo fue el Señor encarnado, Jesucristo.

Comunidad Voluntaria para la Comunicación Cristiana,
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Maranatha, Shalom

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